Salud en emergencia. Historia de las batallas

contra las epidemias y la COVID-19.

Marcos Cueto. Salud en emergencia.

Historia de las batallas contra las epidemias y la COVID-19.

Lima: Taurus, 2022.

 

 

Jorge Lossio

Pontificia Universidad Católica del Perú

ORCID: https://orcid.org/0000-0001-9883-2048

doi: 10.46476/ra.v3i1.133

 

 

Marcos Cueto es, sin duda, el padre de la historia social de la salud en el Perú. Sus trabajos pioneros de la década de los noventa sobre epidemias y ciencia, publicados en revistas internacionales y nacionales, abrieron una subespecialidad, «la historia social de la salud», que no era trabajada en las universidades peruanas, por entonces enfocadas en enseñar historia política y económica. Aunque desde hace más de un siglo existen trabajos de historia de la ciencia e historia de la medicina en el Perú, estos estudios más tradicionales partían de un enfoque biomédico de la salud y se centraron en los grandes avances de la medicina occidental o en la vida de los médicos más renombrados. Los novedosos trabajos de Cueto nos abrieron los ojos al hecho de que la salud no es solo una historia de virus y médicos, sino que debe incorporar contextos políticos e ideológicos más amplios, condiciones de vida, percepción de los pacientes, creencias religiosas, cosmovisiones no occidentales, relaciones internacionales, entre otros. En estos más de treinta años desde la aparición de su tesis doctoral, publicada en el Perú como Excelencia científica en la periferia: actividades científicas e investigación biomédica en el Perú, 1890-1950 (Lima: Grade, 1989), Cueto ha publicado decenas de artículos y libros sobre la historia de la salud peruana, latinoamericana y global.

 

El magnífico libro que reseñamos, Salud en emergencia. Historia de las batallas contra las epidemias y la COVID-19, da cuenta de esta mirada global y social de la salud a partir de la trágica experiencia con la pandemia de la COVID-19. Para quienes están familiarizados con la obra de Cueto, encontrarán que en este libro defiende una conclusión a la que el autor llegó hace un tiempo a partir de sus estudios de epidemias y pandemias contemporáneas: el neoliberalismo económico ha socavado los sistemas de salud de los países latinoamericanos, ha exacerbado un individualismo enfermizo, ha normalizado la desigualdad y ha menoscabado el valor de los programas sociales. Es decir, el neoliberalismo que se empezó a adoptar en América Latina desde la década de los ochenta, que incluyó recortes en salud, ha sido en buena cuenta responsable de los desastres sanitarios de las últimas décadas. Para el trágico caso de la COVID-19, además de los efectos perversos de décadas de neoliberalismo, le suma el auge de los populismos anticientíficos de derecha en el siglo XXI (Trump, Bolsonaro, por ejemplo) y nos plantea el uso del término «necropolítica» para pensar ya no en términos de desidia o negligencia de los líderes populistas, sino en una posible intención de acabar con los sectores más pobres de la población. Como lo ha hecho a lo largo de su carrera, Cueto nos presenta la historia de la pandemia de la COVID-19 a la luz de factores políticos, económicos y sociales amplios, locales y globales.

 

Pienso que uno de los aspectos más valiosos del libro es que, además de presentarnos el marco macro de la situación de la salud global al momento de la aparición del virus, nos recuerda lo que ha sido este drama a partir de situaciones concretas. Por ejemplo, el colapso del sistema hospitalario de Bérgamo, los cadáveres abandonados de Guayaquil, la fosa común de Iquitos, los «ambuzados» de Manaos, cuerpos en el río Ganges, entre otros. Cada uno de estos ejemplos, aunque poseen particularidades propias, nos muestran una realidad común: colapso de los sistemas de salud e incapacidad de lidiar con la acumulación de cadáveres. Nos muestra el autoritarismo de los gobernantes al lidiar con los pacientes y con las víctimas mortales del virus, la resistencia de las familias y su búsqueda de lograr entierros dignos, y el imposible afán de las autoridades de querer tapar el sol con un dedo con tal de no reconocer el fracaso de sus medidas contra el virus.

 

Por razones personales obvias, Cueto es peruano, pero vive desde hace más de una década en Brasil, los casos a los cuales presta más atención son al Perú y a Brasil. Dos casos fallidos en la lucha contra la pandemia. Para explicar el fracaso peruano, enfatiza lo fragmentado del sistema de salud, la inexistencia de una industria médica nacional, la corrupción endémica y las precarias condiciones de vida y empleo de la gran mayoría de peruanos que hacía imposible cumplir con la cuarentena estricta ordenada por el Estado (necesidad de salir a vender diariamente para conseguir dinero, falta de refrigeradores o acceso a agua potable en millones de viviendas). En el caso de Brasil, hay una crítica directa y firme contra el gobierno de Jair Bolsonaro, por sus políticas populistas y anticientíficas, además de su racismo, la destrucción del sistema de salud y su lucha contra los esfuerzos de muchos médicos por responder de forma racional a la pandemia

 

Sin embargo, el libro no es solo una historia de la COVID-19. Incluye capítulos más íntimos y autobiográficos. Le dedica varias páginas a la figura de su padre, el recordado y querido ministro de Educación, Carlos Cueto Fernandini, a su madre y a sus hermanos. Recuerda su vida en Lima de cuando pequeño y comparte episodios de su vida familiar, como las cenas y profundas conversaciones con los más destacados intelectuales de la época como José María Arguedas y Augusto Salazar Bondy, Luis Felipe Alarco y Francisco Miro Quesada. Cuenta también sobre su decisión de irse a vivir al Brasil y lo difícil (o casi imposible) que es ser un investigador en humanidades a tiempo completo en el Perú. Hay dos ideas que desarrolla que pienso resumen de forma magistral lo que sentimos quienes anhelamos hacer investigación histórica en el país y vivir de ello: la necesidad de estar explicando todo el tiempo a diversos públicos la relevancia de hacer investigación en humanidades (que termina siendo algo muy desgastante). Y, la noción en muchas universidades peruanas, que ser investigador sirve como etapa previa a asumir un cargo de autoridad en la administración universitaria (decano, rector, jefe de departamento), pues es en esos cargos que se gana un sueldo decente. Lamentablemente, a diferencia de otras realidades regionales, no existe una carrera de investigador en humanidades. El sueldo y el prestigio social va para quienes asumen puestos en la administración universitaria, lo que inevitablemente lleva a abandonar la investigación (por más que se intente, uno no puede dedicarse a tiempo completo a dos cosas a la vez).

 

De igual forma que incluye estos capítulos más íntimos, dedica también un par de capítulos a la semblanza de dos figuras centrales en la historia de la salud global: Roy Porter y Elizabeth Fee. Personajes que contribuyeron notablemente con impulsar la historia de la salud como una disciplina propia y valiosa para entender de mejor manera lo compleja y amplia que es la salud, más allá de los doctores, los virus y las bacterias.

 

En suma, es un libro magistral que nos permite conocer de las tendencias ideológicas en la salud global, las causas de lo mal que nos fue en el mundo con la COVID-19 y también, conocer de forma un poco más íntima al autor.