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hábitat, origen, vestimenta, música, alimentos; los segundos imponían sobre el
migrante una personalidad cuestionable como la lascivia, la violencia familiar, el
alcoholismo, el desaseo, la fealdad, la indigencia, la incapacidad intelectual y la
criminalidad. Posteriormente, hemos recurrido a otras fuentes para rastrear los
orígenes de estos estereotipos tales como literatura, tratados cientícos, ensayos
políticos, prensa, otras caricaturas, etc. Sin embargo, la investigación no se limita al
análisis del discurso de la historieta, sino que toma en cuenta los procesos sociales,
políticos y culturales de la época para entender por qué apareció la historieta, por
qué estaba provista de estereotipos y por qué fue tan popular.
En la investigación usamos las propuestas teóricas de De la Cadena (2001),
Stallaert (2003), Appelbaum (2003) y Elías (1998). En efecto, nos enfocamos en un
determinado tipo de discriminación, aquel que operaba sobre criterios culturales y
no por el color de la piel, que en la época era un asunto ambiguo para el caso de los
migrantes andinos. Como propone Cosamalón (2017), el color de la piel antes que
denir a un grupo étnico es una puerta de entrada a otros signicados de carácter
cultural. De la Cadena llamó a este proceso «racialización de la cultura» en tanto
se entendía que una comunidad étnica no estaba ligada solo a rasgos biológicos,
sino también a un lenguaje, una cultura e incluso al espíritu de las personas. De tal
forma que en el Perú de los cincuenta, las consideraciones despreciativas sobre el
indígena buscaban estereotipar ante todo sus manifestaciones culturales (alimentos,
música, vestimenta) y al mismo tiempo se le imponía una personalidad y conducta
reprobable. Según Stallaert, los elementos culturales de las comunidades étnicas
—en ciertos contextos políticos— se convertían en «marcadores culturales» que
servían para diferenciar a los grupos sociales y establecer una simbólica frontera
con el otro, de tal manera que se recurría a estos distintivos para diferenciarse
y discriminar. Estas consideraciones explican con precisión los procesos sociales
que se vivió en Lima a mediados del siglo XX, una época de crecimiento urbano,
migración masiva y ruptura de las jerárquicas estructuras sociales.
Discusión y hallazgos
Lima siempre tuvo ciclos dinámicos de movimiento, pero durante las décadas del
40 y 50 las migraciones se incrementaron exponencialmente. Existe una amplia
literatura cuantitativa y cualitativa que brinda evidencias de este crecimiento
demográco, así como las causas estructurales del hecho. Nuestro interés es tomar
atención en cómo esas migraciones no solo alteraron el diseño urbano de Lima
sino también motivaron los discursos de políticos e intelectuales que entendieron
el proceso a través de categorías discriminatorias. Los diarios de la época
mencionaban «la avalancha serrana»; los políticos proponían leyes para impedir el
ingreso de esos migrantes; los intelectuales decían que Lima se «provincializaba»,
y los caricaturistas reejaron con humor esa experiencia migratoria a través de