doi: 10.46476/ra.v2i1.62
La provincia de Espinar1, en las últimas décadas, ha estado marcada por los conflictos socioambientales producidos a causa de la actividad minera. A lo largo de estos años, las negociaciones han engendrado logros innovadores, como el Convenio Marco, suscrito entre la empresa minera, la municipalidad provincial y las organizaciones sociales de la provincia. Sin embargo, los conflictos siempre se han mantenido latentes. Esta situación refleja la importancia de aproximarse a los fenómenos sociopolíticos que ocurren en Espinar desde otras perspectivas. Este trabajo buscó analizar cómo se constituye la identidad indígena k´ana en Espinar y cómo se relaciona con otros procesos políticos que se desarrollan en la provincia. Para ello, se realizó una serie de entrevistas a actores clave y se recogieron datos relevantes a través de la observación participante. Los resultados de esta investigación muestran que la identidad indígena k´ana es una arena de negociación política en la que se reproducen narrativas históricas y políticas. El escenario de conflicto ha hecho que estos discursos identitarios afloren, se vuelvan cada vez más frecuentes y, al mismo tiempo, que la población encuentre en su identidad indígena un factor de unidad y una herramienta clave en procesos de negociación.
Al tratar de explicar los conflictos ocurridos en Espinar, algunos medios de comunicación plantearon la hipótesis de un «complot nacional» (El Montonero, 2016) o incluso de una «herencia genética» de la nación k´ana (La República, 2012). Este tipo de teorías simplifican y opacan una serie de procesos sociales que se llevan a cabo en la provincia y que fueron el objeto de estudio de esta tesis. Este trabajo buscó determinar cuáles son las distintas narrativas que constituyen la identidad indígena k´ana y cómo se relacionan con los procesos políticos locales.
Para tratar de responder a esta interrogante, se desarrolló una investigación cualitativa mediante entrevistas semiestructuradas a actores clave y el recojo de datos a través de la observación participante.
A partir de indagaciones preliminares, se decidió trabajar con tres grupos sociales. El primero estuvo conformado por artistas, intelectuales y maestros espinarenses. Las diversas organizaciones artísticas locales reproducen discursos sobre lo k´ana que muchas veces retoman los postulados de algunos intelectuales locales, quienes recogen investigaciones arqueológicas y etnohistóricas sobre la cultura k´ana, pero que en ciertos casos le añaden un componente mítico, relacionado con su antigüedad y habilidades para la guerra. El segundo grupo escogido fue el de los actores políticos, dado que se constató la presencia del término k´ana no solo en el nombre de algunas organizaciones, sino también en los planes de gobierno presentados por diversos partidos políticos locales. Finalmente, el tercer grupo con el que se trabajó fueron las organizaciones sociales de Espinar, las cuales, en algunos casos han ganado mucha representatividad a partir de un trabajo de décadas. Las organizaciones más recientes han adoptado lo k´ana en su propia denominación. De esta manera, se buscó recoger información clave de informantes que pertenezcan a estos sectores estratégicos para el entendimiento de la identidad indígena k´ana.
La identidad indígena k´ana se construye a través de una serie de narrativas fragmentarias que se encuentran en constante re-producción. Se identificaron tres campos semánticos en torno a los cuales se reproduce esta identidad. El primero de ellos relaciona lo k´ana con la rebeldía, el valor y la fuerza. Un k´anaruna debe tener el valor para alzar su voz, la fuerza para sostener su lucha y la rebeldía para enfrentar las injusticias normalizadas. Estas connotaciones se vinculan con las investigaciones que identifican la participación del ejército k´ana en apoyo a sus aliados incas, aunque también han recibido insumos de otros discursos que presentan a los aguerridos k´anas, quienes bebían la sangre de sus rivales y recolectaban sus cráneos, como los «salvadores» de los incas. De esta manera, el discurso actual construye narrativas que no siempre se ajustan a la evidencia histórica. El segundo campo semántico relaciona lo k´ana con el territorio y la naturaleza. En la provincia de Espinar, más de la mitad de la población reside en las zonas rurales y la principal actividad económica es la ganadería (Municipalidad Provincial de Espinar, 2016). Las unidades agropecuarias son destinadas, principalmente, al cultivo de pastos y a la crianza de ganado vacuno. El vínculo con el territorio no solo radica en que este es la base de las actividades económicas, sino también por el sentimiento de orgullo por los productos agropecuarios autóctonos. Además, en este ámbito hay un determinismo geográfico que exacerba la rudeza de lo k´ana para superar las condiciones climáticas y la altitud. La presencia de la actividad minera, respaldada por el gobierno central, es entendida como un otro que ha despojado al pueblo k´ana de su territorio, mediante la expropiación de algunas comunidades, y es frecuentemente acusado de contaminarlo. Por ejemplo, la comunidad Alto Huarca, dividida en seis sectores, ha visto como el sector Centro casi ha desaparecido, dado que ahí se ubica la extensión Antapaccay de la mina Tintaya; del mismo modo, los comuneros han denunciado la disminución del agua o secado de varios manantes, una de sus principales fuentes de acceso al recurso hídrico (Mujica, 2017). Un tercer campo semántico vincula a lo k´ana con la capacidad de negociación. Tras las reducciones toledanas, al perder su acceso a distintos pisos ecológicos, los k´ana establecieron una red de ferias que les permitió intercambiar sus productos con otros pueblos, provenientes de otros pisos ecológicos (Glave, 1992). A partir de ahí se generó la imagen de un pueblo comerciante. De esta manera, lo k´ana también ha hecho que Espinar sea percibido como un pueblo negociante y de mucha apertura hacia otros espacios. Entonces, el pueblo k´ana no está encerrado en sí mismo, sino que siempre está dispuesto a recibir extranjeros, a negociar y a adaptarse a nuevos escenarios. Esto se materializa en el Convenio Marco, una innovación en las relaciones entre empresas mineras y poblaciones locales en el Perú, que le permite a Espinar verse beneficiado con el 3% de las utilidades de la compañía antes de impuestos (De Echave et al., 2009).
Estos tres campos semánticos no delimitan el concepto k´ana, por el contrario, buscan considerar ciertas aristas desde las cuales aproximarse a un concepto dinámico y cambiante. Asimismo, la identidad k´ana se ejerce desde una serie de discursos donde se combinan dinámicas actuales con otras narrativas del pasado. Por eso, resulta clave entenderla a través de la noción de palimpsesto, en la cual la población local hace una revisión de su propia historia y estas narrativas se superponen sin ocultarse, dejando ver trazos de las distintas narrativas de diferentes temporalidades (Rappaport, 1994). Estas huellas se objetivan en los nuevos estatutos comunales, donde explican que se trata de «pueblos originarios de la nación k´ana», en la incorporación del nombre de Domingo Huarca, líder histórico de la nación k´ana, al nombre oficial de la Federación de Campesinos, o en la masificación de algunas danzas, como la denominada «Sacrificio de Domingo Huarca».
Estos campos semánticos se insertan en una arena de negociación política desde donde se reproduce lo k´ana. Estos discursos buscan legitimar una narrativa, buscan fijar una verdad, pero la negociación también es una disputa entre diversos sectores sociales, comunidades, organizaciones políticas, colectivos artísticos y otras agrupaciones, que coinciden en torno a estos tres campos semánticos, pero buscan priorizar uno u otro, según sus propias agendas. Así, también podemos entender lo k´ana como un espacio de disputa por ejercer poder. Por ello, la relación entre los intelectuales, las organizaciones políticas y las organizaciones sociales es muy cercana. Al ser un espacio de disputa por una hegemonía, las distintas voces buscan imponer un discurso. Esto, por ejemplo, explica que muchos intelectuales hayan sido incorporados a espacios políticos y que los políticos hayan incorporado estos discursos en sus campañas o acciones, y también, por qué muchas agrupaciones artísticas expresan frecuentemente posiciones políticas.
En medio de esta disputa por la hegemonía sobre lo k´ana, las organizaciones sociales también han adquirido un papel clave, entre otras razones, por su intento de democratizar esta identidad indígena. Las organizaciones sociales espinarenses, reconocidas a nivel nacional por su larga trayectoria (Zeisser Polatsik, 2015), han buscado insertar a sectores subalternos en esta negociación. De esta manera, por ejemplo, la Federación Unificada de Campesinos de Espinar – Domingo Huarca Cruz (FUCAE) busca posicionar a las comunidades originarias de la provincia como las voceras de lo k´ana. Por su parte, algunas agrupaciones más jóvenes, como la Organización de Mujeres Defensoras del Territorio y la Cultura K´ana o el Frente Único de la Juventudad Espinarense K´ana (FUJEK), han incorporado el término k´ana a su nombre y han buscado insertar en esta negociación, darles voz a poblaciones que históricamente han quedado fuera de ella, como las mujeres y los jóvenes.
Lo k´ana también se reproduce en un contexto que, evidentemente, ha ejercido cierta influencia sobre esta identidad. En primer lugar, en un escenario marcado por el neoliberalismo y la globalización, las identidades han empezado a circular en el mercado, como si fueran mercancías (Comaroff y Comaroff, 2011).2 Es así como en Espinar se empieza a ver una reproducción casi mecánica de lo k´ana como identidad indígena, a través de arengas, banners, gigantografías, propaganda política, artesanías, entre otras manifestaciones. Esta reproducción en masa de lo k´ana, como en el caso de otras identidades indígenas, no ha hecho que se pierdan sus connotaciones ni su valor (Comaroff y Comaroff, 2011) sino que entran en un nuevo registro de circulación. Esta reproducción ha fortalecido los sentimientos identitarios entre la población, ha reafirmado la identidad indígena k´ana. Entonces, lo k´ana, además de ser un espacio de negociación política, decora espacios públicos, se reproduce en panfletos, se inserta en planes de gobierno, se retrata en publicidad electoral, etc. Todo esto reproduce sentimientos identitarios y al mismo tiempo puede generar réditos. La puesta en valor de ruinas k´anas y la consolidación de festivales de danzas k´anas, por ejemplo, han sentado las bases para ver en el turismo una nueva fuente de ingresos para la población local.
Las identidades pueden ser políticas e instrumentales y, en el caso de la identidad k´ana, es precisamente esto lo que la fortalece. En Espinar, lo k´ana se ha convertido en una herramienta que brinda mayor poder de negociación. En la reproducción de las distintas narrativas identitarias sobre lo k´ana confluyen elementos dispares que provienen de la política, de la historia, del arte, de la vida cotidiana, etc. De esta manera, hechos heterogéneos como las luchas por la Consulta Previa, el prestigio de las agrupaciones folclóricas locales, la propaganda política, las denuncias de contaminación, las celebraciones por los carnavales, entre muchos otros, vienen constituyendo y fortaleciendo la identidad k´ana.
Finalmente, todo esto nos lleva a un contexto más específico. Desde los años noventa, la provincia de Espinar convive con la megaminería, lo que ha supuesto una serie de conflictos y protestas constantes. En este escenario, lo k´ana se ha convertido en una herramienta de lucha política. Esta lucha se da, por un lado, en el plano legal, en el que lo k´ana permite obtener mejores condiciones de negociación, gracias al reconocimiento de la condición de pueblo indígena, la Consulta Previa y el Convenio 169 de la OIT. Por otro lado, lo k´ana se ha vuelto una arenga motivadora entre la población, con resultados bastante emotivos y contagiantes, al apelar a un discurso en el que se contrapone lo histórico y lo mítico. Los conflictos sociales fortalecen la identidad indígena k´ana al alinearse con los campos semánticos relacionados a lo k´ana y, al mismo tiempo, esta es una herramienta adicional de la población para hacer cumplir sus demandas. La reproducción de narrativas identitarias, entonces, es un elemento más en un proceso en curso a través del cual la población busca que se escuche su voz.
¿Por qué los discursos sobre lo k´ana han tenido tanta repercusión en las últimas décadas? Con la llegada de la minería, ha ocurrido una polarización en la provincia. Si bien muchos espinarenses se muestran muy críticos con la actividad minera, muchos otros se han visto beneficiados económicamente de esta actividad. La minería es un tema que se discute en espacios familiares, sociales, amicales, políticos, etc. En todos estos casos, el resultado suele ser un escenario polarizado. Entonces, en esta provincia marcada por la polarización que genera la actividad minera, tal vez el único factor de cohesión entre las personas, en el que confluyen voces críticas y de apoyo a la minería, es precisamente lo k´ana. Esta identidad indígena se ha posicionado como el factor que une a la población en una provincia marcada por la polarización a causa de la actividad minera.
Comaroff, J. y Comaroff, J. L. (2011). Etnicidad S.A. Madrid: Katz Editores.
De Echave, J. Diez, A. Huber, L. Revesz, B. Ricard Lanata, X. y Tanaka, M. (2009). Minería y conflicto social. Lima: CBC: CIPCA: CIES: IEP.
Los antimineros de Espinar (18 de enero de 2016). El Montonero. Recuperado de http://elmontonero.pe/politica/los-antimineros-de-espinar
Glave, L.M. (1992). Vida, símbolos y batallas. Creación y recreación de la comunidad indígena. Cusco, siglo XVI-XX. Lima: Fondo de Cultura Económica.
La rebeldía de la Nación K´ana con las inversiones (3 de junio de 2012). La República. Recuperado de https://larepublica.pe/archivo/635866-la-rebeldia-de-la-nacion-kana-con-las-inversiones
Mujica, L (coord.) (2017). Vida y agua en Caraz y Espinar. Lima y Cusco: CEAS y Derechos Humanos sin Fronteras.
Municipalidad Provincial de Espinar (2016). Plan de desarrollo local concertado de la provincia de Espinar al 2021, prospectiva al 2030. Espinar: Municipalidad Provincial de Espinar
Rappaport, J. (1994). Cumbe reborn. An Andean ethnography of history. Chicago y Londres: The University of Chicago Press.
Zeisser Polatsik, M. (2015). La experiencia de la mesa de diálogo en Espinar 2012-2013: ¿un nuevo modelo de gestión de conflicto socio ambiental? Lima: Cooperación.
1. Título profesional asociado a la tesis: Magíster en Antropología con mención en Estudios Andinos
Universidad: Pontificia Universidad Católica del Perú. Fecha de sustentación: 13 de marzo de 2019
2. Comaroff y Comaroff (2011) plantean que, en un contexto neoliberal, los sujetos son vistos, pero también se reconocen a sí mismos, con espíritu de empresa. Entonces, las marcas de otredad empiezan a circular como mercancías. En esta mercantilización de la cultura, lejos de perder su “materia prima” o su “aura”, la etnicidad se reafirma. Si bien ellos estudian casos en Sudáfrica y Estados Unidos, es posible reconocer algunas de las características que ellos proponen en el caso espinarense, como las disputas legales en contra del Estado o la predominancia de la diferencia cultural sobre el contenido, lo que se podría evidenciar en la oposición con la vecina provincia de Chumbivilcas, por ejemplo.